domingo, 25 de diciembre de 2016

Minidiario: Vuelta a los trotes

No iba a escribir hoy que es domingo y encima es Navidad, (por cierto, ¡Feliz Navidad a todos!) pero la verdad es que me ha apetecido contaros que estoy volviendo a correr. No es un artículo de consejos y trucos pero me parece que puede ser motivador que os cuente mis entrenamientos en forma de minidiarios. Los titularé así y si no os motivan no los leáis y listo.
Hoy es navidad, y aunque ayer me acosté a las 2, mi despertador suena a las 9 de la mañana. No me encuentro muy cansada y decido cumplir lo que me prometía anoche mientras cenaba toda esa cantidad de comida que representa la noche de nochebuena, salir a correr nada más despertarme. Me visto y sin pensarlo mucho me voy a la calle con mis cascos puestos. El día está precioso con una neblina mágica que me invita a adentrarme en el bosquecito que tengo al lado de casa. Comienzo a trotar y no se me hace nada difícil mantener un buen ritmo gracias a la música tan agradable que me he preparado. Este es un momento para mi, para pensar en todo y en nada. Para ir al ritmo que quiera, para mirar alrededor y dar gracias por poder hacer esto que aunque muchos no entiendan, para otros es un privilegio. Correr quiere decir muchas cosas, corro porque me gusta el frío en la cara, ver mis piernas delante de mi llevándome un poco más lejos. Quiere decir que he tenido la fuerza de voluntad de no importarme perder tiempo de cama para hacer esto que a muchos les parece una tortura. Quiere decir que puedo hacerlo, no soy muy mayor ni estoy enferma como para no poder, tampoco tengo ningún impedimento físico que no me deje hacerlo. Corro para gritar al mundo que estoy bien y que le va a costar tumbarme ( vale, me he venido arriba).
Creo que por todo esto es tan precioso correr. Porque empieza siendo algo que cuesta y acaba siendo algo sin lo que mi vida no estaría completa. Si todavía no entendéis mis palabras os invito a que probéis a salir a correr estas fiestas por un sitio que os guste, con vuestra música favorita y a vuestro propio ritmo, sin importar si vais rápido o lento, sin importar que os miren, ni lo que tardes en volver. Sólo correr, disfrutar de ti, de tu propio movimiento y, por qué no, de tu sufrimiento. Correr te enseña cosas de ti mismo que no sabías,  cosas que no creías que fueses capaz de hacer.
Sólo por un día, probad lo que os digo y comentad si os ha gustado o ha sido tan horrible como creéis.
¡Vamos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario